domingo, 1 de noviembre de 2009
El Zodíaco
ECUADOR CELESTE: Es la prolongación indefinida del plano del ecuador terrestre en los espacios celestes.
ECLÍPTICA, VÍA SOLIS: “El camino del Sol”.- Es la órbita aparente que describe el Sol al rededor de la Tierra; su oblicuidad es de 23º 27’ sobre el plano del Ecuador Celeste, ésta va decreciendo a razón de 50” por siglo.
ZODÍACO: o ronda de animales.- Es la Rueda de la Vida, representando las doce lecciones de la experiencia humana, y su influencia llega constantemente sobre nuestra Tierra.
El Zodíaco es un cinturón imaginario, o zona de los cielos, coincidiendo con la Eclíptica del Sol, en la cual están inscritas simbólicamente las constelaciones. Este círculo es la ruta del Sol, la Luna y los Planetas en sus recorridos aparentes alrededor de la Tierra.
Si las CONSTELACIONES son realmente aglomeraciones de estrellas, los SIGNOS son porciones de esta banda imaginaria creada por los antiguos, y llevan los mismos nombres y se encuentran en el mismo orden de las constelaciones, y siempre se deberá tener cuidado de no confundirlas con los Signos.
Los antiguos denominaron “Zodíaco” a una zona de 8 1/2 grados de cada lado de la Eclíptica, y esta banda fue dividida en 12 partes iguales, (30º cada Signo).
Una circunferencia siendo de 360º, necesita un cero y en el cielo el punto de partida de la pista circular del Sol es el lugar donde se encuentra éste cuando comienza el Equinoccio de Primavera (punto Vernal).
Equinoccios: son los puntos de la eclíptica en los cuales el Sol se halla sobre la línea del Ecuador Celeste. La duración de los días es igual a la duración de las noches. Equinoccio de Primavera: 0º de Aries. Equinoccio de Otoño: 0º de Libra (Hemisferio norte).
Solsticios: son los puntos de la eclíptica en los cuales el Sol se halla a la máxima distancia del Ecuador. Solsticio de Invierno: 0º de Capricornio; las noches son más largas. Solsticio de Verano: 0º de Cáncer; los días son más largos. (Hemisferio norte).
LOS 12 SIGNOS DEL ZODÍACO
El Zodíaco es el símbolo más universalmente difundido. En todos los países y en todas las épocas exploradas por la ciencia histórica, se encuentra cierta identidad, con su forma circular, sus doce subdivisiones, sus doce signos llevando los mismos nombres, y sus siete planetas. En Babilonia, Egipto, Judea, Persia, India, Tíbet, China, América del Norte y del Sur, los países escandinavos, los países musulmanes, y en muchos otros se encuentra el conocimiento del Zodíaco y la práctica astrológica. En todas partes él está asociado a los monumentos humanos más importantes: estatuas, templos, lugares donde se celebran los misterios y las iniciaciones.
Esto parece indicar que entre los cuerpos celestes contemplados por los hombres, se ha dado una importancia particular a las doce constelaciones que han dado sus nombres a los signos que figuran en los diversos Zodíacos por medio de las mismas imágenes; imágenes y nombres que sería muy importante conocer mejor el significado.
La palabra Zodíaco viene del griego ZOE = vida y DIAKOS = rueda, rueda de la Vida. La palabra “zoe” tiene también la raíz de ZOON = animal. Ciertos signos del Zodíaco están representados por figuras de animales, llamados así porque ellos constituyen el primer reino de la naturaleza que es animado, en comparación con los reinos minerales y vegetales supuestamente inanimados. “Zoe” como “Zoon” implican el principio de movimiento; el nombre griego ZODIAKOS significa por consiguiente la rueda, el “círculo o ciclo de movimiento de la Vida” y expresa el ritmo de la transmutación de la Energía que se manifiesta en los diferentes estados del Ser.
El principio del Zodíaco o movimiento de la Vida dentro del tiempo, se encuentra en la antigua figura del “Ouroboros”, la serpiente que se muerde la cola, que (aparece también como el símbolo AION) indica la unidad de todas las cosas, es decir que todo ha salido del Uno y retorna al Uno; ”Todo forma una Unidad”. “Todo esta en Todo”.
Un episodio del Mahabharata relata como Narayana a fin de obtener para los mortales el Amrita, brebaje que confiere la inmortalidad, enrolló los anillos de la serpiente Vasukhi (la eclíptica) a la montaña de Mandar (el Cosmos) que puso así en rotación para remover el océano (la materia fluidica, informe).
Por otro lado, la palabra Zodíaco ha sido dada de la etimología Zoe = vida (del griego) y Dies = día (del latín), o sea “día de la vida”, es decir un periodo determinado de la Vida que, desde el punto de vista humano, puede significar una encarnación.
El día antiguo estaba dividido en doce horas o periodos de tiempo. El Zodíaco tiene doce signos o subdivisiones, colocados alrededor del círculo como las horas sobre los cuadrantes de un reloj. El origen de la manifestación de la Vida coincide con aquella del tiempo.
En sánscrito, el Zodíaco se llama RASI - CHAKRA, de RASA = esencia savia, y CHAKRA = rueda, disco, pero que tiene también un sentido más amplio. “Chakra” se deriva de SHAK = ser capaz, tener el poder de obrar, y de la raíz KRAM = moverse, salir de, emanar.
Chakra es empleada entre otras cosas, para designar el “centro del mundo de la manifestación diferenciada”, el universo, un plexo nervioso, un centro de conciencia, de vitalidad y de energía Tattwica. La energía Tattwica es un modo particular de movimiento. Ella es también aquella del impulso central que mantiene a la materia en un cierto estado vibratorio. Los 36 Tattwas representan las etapas por las cuales pasa la Unidad para llegar a la multiplicidad, lo mismo que aquellas por las cuales la multiplicidad retorna a la Unidad, etapas involutivas - evolutivas.
El origen etimológico de Rasi - Chakra permite por ello interpretar la figura del Zodíaco como el símbolo del “Centro consciente y viviente de la esencia universal en movimiento, expresándose en manifestación diferenciada por un ritmo involutivo - evolutivo”. Además sobre un plan determinado y limitado de la Existencia, el círculo zodiacal, tal como se presenta en un momento dado del tiempo, se aplica al ritmo involutivo - evolutivo de un centro particular de Vida.
Este símbolo condensa por ello los datos de la cosmología antigua, de la génesis universal que considera el mundo como la expresión de la Energía primordial Única y consiente sobre los diversos planos de la creación.
Es muy probable que en los símbolos pictóricos del Zodíaco, sus formas, sus números, sus disposiciones y sus relaciones expresen las leyes de la energía formulando y formando el universo. Estos símbolos se relacionan al mundo sideral. Pero más allá del espacio y de los cuerpos que en él se mueven, bien parece que los grandes Ancianos que nos legaron el Zodíaco hayan conocido la existencia de formas de energía más sutiles dotadas de inteligencia, donde el cielo y sus estrellas son sus manifestaciones veladas y más densas. Esto es sin duda el porqué del culto a los astros fuera asociado a las religiones antiguas en el culto a los dioses. No por que los astros mismos fueran el objeto de adoración, sino más bien eran el soporte de las fuerzas que se expresaban a través suyo. Los astros representaban el vehículo de los dioses.
Las fluctuaciones siderales inscritas en la rueda del Zodíaco que imprimen incesantemente el “Libro de Los Tiempos”, revelador para aquellos que poseen la clave, del secreto de los dioses.
Se puede deducir de las reflexiones precedentes del Zodíaco, que es el esquema de la ontología universal, se aplique tanto a la evolución de un mundo como a la de una entidad humana.
Esta conclusión se verá confirmada por el estudio de las relaciones de los diversos elementos zodiacales con las enseñanzas ontológicas antiguas. Su simbolismo es prácticamente inagotable y revela a aquellos que mediten en él, las Leyes del Universo.
ZODÍACO
El azar es una progresión desconocida y el tiempo una sucesión de números.
El azar y el tiempo formando el porvenir, deben servir en los cálculos cabalísticos para descubrir el final de un acontecimiento, o el porvenir de un destino.
Prescindiendo de todas las explicaciones sobre la astrología, que es el estudio básico de la masonería, digamos, sin embargo, dos palabras acerca del simbolismo zodiacal.
Aunque no aceptamos la definición bastante corriente de los historiógrafos F.•. M.•. : “Fusión del Judaísmo Cabalístico y del Cristianismo Neoplatónico”, la masonería debe enseñar la cábala, así como también la magia, la astrología, etc. Una institución esotérica tal como es nuestra Orden, no puede ignorar el menor conocimiento humano, y máxime cuando se trata de una materia típicamente Iniciática.
El simbolismo del Zodíaco exigirá muchos volúmenes, pero podemos decir brevemente que esta faja de 17 grados en el cielo reposa sobre la eclíptica, la cual tiene una inclinación de 23º1/2 grados sobre el ecuador celeste, y se encuentra dividida en 12 partes iguales denominadas Signos, de 30 grados cada uno. Los signos del zodíaco de las 12 principales constelaciones, que aparentemente recorre el sol en su movimiento de traslación.
La diferencia entre astronomía y astrología radica en el empleo del sistema heliocéntrico, o del geocéntrico, respectivamente. Sabiendo que el Sol ocupa el centro de este Universo, los cálculos, sin embargo, son más fáciles geocéntricamente considerados, es decir, haciendo de cuenta que la tierra estuviera situada en el centro y que el Sol, y todo su cortejo planetario, giraran al rededor de nuestro globo. Con base en esta hipótesis de trabajo escribieron sus obras los antiguos Iniciados, lo cual ha servido para decir que los antiguos “consideraban” la tierra como el centro del Universo !!!
El Sol transita aparentemente, a través de los signos, a razón de un grado más o menos por día, en la siguiente forma:
• En el del Cordero, del 21 de marzo al 20 de abril.
• En el del Toro, del 21 de abril al 20 de mayo.
• En el de los Gemelos, del 21 de mayo al 21 de junio.
• En el del Cangrejo, del 22 de junio al 22 de julio.
• En el del León, del 23 de julio al 22 de agosto.
• En el de la virgen, del 23 de agosto al 22 de septiembre.
• En el de la Balanza, del 23 de septiembre al 23 de octubre.
• En el del Escorpión, del 24 de octubre al 22 de noviembre.
• En el del Arquero, del 23 de noviembre al 21 de diciembre.
• En el del Macho Cabrío, del 22 de diciembre al 20 de enero.
• En el del Aguador, del 21 de enero al 20 de febrero.
• En el de los Peces, del 21 de febrero al 20 de marzo.
El sol termina así en 365 días 1/4, el anillo celeste de 360 grados, regresando al punto de partida de la pista zodiacal para cumplir un nuevo ciclo anual.
Sabemos que el primero de enero es el comienzo del año profano. El calendario masónico comienza durante un fenómeno astronómico, en el equinoccio de primavera, el 21 de marzo, algunas veces el 20, según los años. Esta jornada tiene un sentido más profundo, y sobre todo más científico, porque la duración de la noche tiene el mismo número de horas que el día; este es el verdadero comienzo del año.
El Zodíaco es la franja de constelaciones que influye más inmediatamente en nuestro planeta, pues existen otros zodíacos más alejados y por último, súper zodíacos de otros cosmos, etc....
Nuestro sistema solar compuesto de 20.000.000 de estrellas (de las cuales de 5.000 a 6.000 son visibles a simple vista) no es más que una partícula de ese gran universo constituido por dos millones de sistemas solares con 40 trillones de estrellas reconocidas hasta hoy.
Zodíaco significa ronda de animales, y se le llama así, porque la mayor parte de las constelaciones están denominadas con nombre de un animal a excepción de algunas que tienen nombres humanos o semi humanos (mitológicos). Los 12 signos del Zodíaco son la expresión simbólica de las 12 constelaciones principales que rodean nuestra Tierra y a través de las cuales ha sido trazada la eclíptica (camino aparente que recorre el Sol).
En la descripción de las vestiduras sacerdotales se dice también (Éxodo XXXVIII, 21):
“Esas piedras estarán engastadas en oro en sus encajes. Y serán aquellas piedras según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabados de sello, vendrán a ser según las doce tribus”.
Esas doce tribus, en un orden especial, tienen una significación que expresa el conjunto y la evolución de la vida humana:
GAD: El hombre preparado al trabajo y al combate.
RUBEN: La paternidad, la familia.
SIMEÓN: Civilización, Educabilidad.
ZABULÓN: Domicilio, patria.
JUDÁ: Triunfo y gloria.
ISSACHAR: Recompensa cívica.
DAN: Juzgamiento y penalidad.
EPHRAIM; Progreso.
BENJAMÍN; Fruto del dolor, religión.
NEPHTALÍ: Comparación, razonamiento, prudencia.
MANASES: Olvido de los errores pasados.
ASER: Felicidad y paz profunda.
Evidentemente, una vez más esos nombres pueden ser relacionados, no sólo con las piedras preciosas sino también con los 12 signos del Zodíaco, los Dioses del Olimpo, etc.
Se puede establecer relación también con el ángel Rafael y el oro, el carbunclo, el Sol, el signo del León, Apolo, etc.., Gabriel con la plata, el cristal ... Zafkiel con el plomo, el ónix .... Zadkiel con el estaño, el zafiro... Camael con el hierro, el diamante... Haniel con el cobre, la esmeralda... Micael con el mercurio, el ágata...
En resumen, constantemente hay que acordarse de que todas las cosas están estrechamente unidas y se debe comprender que el fenómeno de las vibraciones actúa por correspondencias.
Los metales y las gemas no pueden vivir sin el influjo planetario, el “Silem” como dicen los alquimistas árabes. Los minerales, así como los vegetales, los animales y el hombre están sometidos a leyes astrales que se desconocen demasiado a menudo. Todos los reinos están íntimamente unidos entre ellos por efecto de un orden superior; las zonas magnéticas influyen a ciertas categorías de una especie, en el mismo punto en que estas son influenciadas por cosas que pertenecen a otro reino; y al contrario, hay vibraciones que alcanzarán a tal otra cosa en el mismo punto que alcanzan a un elemento de un plano muy diferente. Así los papagayos, los zorros, los monos, son muy sensitivos a Mercurio, ese planeta que gobierna las plantas de condimento y que penetra el ágata con sus rayos; Júpiter tiene el halcón y el elefante en su imperio, pero obra grandemente sobre el roble y la viña, y se concentrará más particularmente en el zafiro oscuro. Se conoce que las mujeres son mucho más sensitivas a la Luna, que se manifiesta tan particularmente en cada una de sus ovulaciones mensuales; es el astro que influye sobre el mar y que rige sobre todas las hierbas; su influencia es grande sobre los gatos y los moluscos. Por su parte el Hombre está gobernado sobre todo por el Sol, que domina las cosechas, los árboles frutales e influye tanto sobre los animales feroces. Así, siempre y por todas partes, elementos diversos entran en juego en los diferentes planos del Universo, y es lástima que el hombre no considere más este fenómeno, a fin de obtener de él todos los beneficios que pudiere, tanto en el punto de vista de establecer de nuevo el equilibrio de su organismo, como en ayudarse para progresar en dominios, que sus sentidos, poco desarrollados, no le permiten alcanzar ordinariamente.
Los doce signos zodiacales se relacionan, muy estrechamente, con las célebres doce tribus, como sigue:
De esta manera, nada es producto del azar, particularmente, en la bóveda celeste, donde el G.•. A.•. D.•. U.•. da sus lecciones eternas a la Humanidad.
Un yoghi no tiene que perfeccionarse, ÉL ES, es el Arquetipo de todas las edades, el modelo de las épocas del pasado y del porvenir, porque no solamente sus sentidos están completamente desarrollados sino también sus cualidades superiores que provienen de haber trascendido el estadio de la humanidad presente, él no tiene que evolucionar más puesto que está UNIDO, es uno con el Gran Todo, está unificado con el Universo entero, IDENTIFICADO... YUG...
Esta identificación es posible porque proviene de la composición misma de nuestro cuerpo físico (Polvo somos y al polvo volvemos) que fue creado de la tierra misma : “Formo, pues, Jehová, Dios, al hombre del polvo de la tierra y alentó en su nariz soplo de vida”. (Génesis, capitulo II, vers. 7).
Nuestro Planeta es una parte del gran Cosmos, como una célula del enorme cuerpo universal, y nosotros somos una porción de este planeta, una “parte de la parte” Cósmica, como un átomo del cuerpo de Dios, una partícula atomística de ese gran cuerpo llamado Naturaleza, Todo esta ligado, es UNO, sin comienzo ni fin, nada se crea, nada se pierde, todo esta relacionado, una cosa es el conjunto de muchas otras cosas, una materia es extraída de otra, todo se encuentra ligado íntimamente.
El ser humano es composición de sales minerales, una especie de extracto de composiciones planetarias, todo un universo para sí en razón de su funcionamiento (hemos visto el paralelismo estrecho entre los números del microcosmo y del macrocosmo) y en razón de su composición, comprendiéndose entonces su campo influencial. En efecto, como en los parentescos del ser humano el hombre y el niño soportan en su educación la atmósfera en la que han sido educados, los planetas están también ligados entre si y tienen sus simpatías y antipatías como en un conflicto familiar, en otras palabras: las influencias producidas a causa de las “relaciones” de un planeta con otro durante la existencia del hombre caracterizan su vida hasta el punto de predisponerlo muy fuertemente a determinadas acciones, de las cuales se puede escapar, siempre y cuando que, por su fuerza de voluntad, consienta en hacer un esfuerzo de transmutación.
Volvemos una vez más al problema de la transmutación que se ha citado tan a menudo. El hombre esta predispuesto desde su nacimiento (por no decir que con anterioridad porque habría que evocar el problema kármico) y a través de toda su vida, a existir limitado por las influencias estelares, y es de esta limitación de la cual es indispensable escapar, liberarse del zodíaco, situarse fuera de la zona de influencia.
En primer lugar es necesario escapar al zodíaco mental, es decir, a los prejuicios, a las concepciones establecidas por el atavismo, los intereses creados, los dogmas fanáticos; esta liberación psicológica coloca al ser humano cara a cara con el Cosmos y con sus Fuerzas que se manifiestan por medio de los planetas cuyas influencias ahora ya son perfectamente conocidas de nosotros mediante los detalles del mecanismo zodiacal. Las relaciones de los planetas con el ser humano tienen su efecto, sobre todo, a través de los chakras; por medio de estas “puertas” penetran las influencias astrales, pues cada glándula esta en contacto con un planeta, con un sentido, con un color, etc... Sus valores arqueométricos nos permiten comprender mejor la significación de la yoga en el sentido particular de la Identificación, así como el paralelismo que existe entre el cuerpo humano y el cielo en general.
Todos tenemos un zodíaco en la cabeza: Yo entiendo con ello un zodíaco simbólico constituido por aquellas limitaciones que obedecemos en esta vida: nacionalidad, nombre, linaje, educación, cultura, ideas preconcebidas, apego familiar, inclinaciones de raza, creencia, religión, etc... Trascender estas limitaciones constituyen el primer paso: acaso no dijo el Cristo: “Si alguno viene a mi y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su vida por seguirme, no puede ser mi discípulo”! (San Lucas Cáp. XIV vers. 26); si tu no puedes hacer abnegación de ti mismo, continúa diciendo, y menciona aún aquello de que:
“El que encuentre su vida por mi, la perderá, y el que la pierda la encontrara”! He aquí una enseñanza Tradicional.
Seguramente es simbólicamente como lo pide Jesús de Nazareth cuando demanda tantos sacrificios de sus discípulos, sin embargo, a todo trance hay que reflexionar en nuestros apegos por ser demasiado materiales nuestras ideas de la realidad en donde esta lo efímero, lo que constituye el Maya, la ilusión, el espejismo...
Una vez que estos apegos, esas ligaduras, esos bienes, esas concepciones hayan desaparecido, estamos entonces liberados aunque no eteramente , pues si bien habremos acertado a escaparnos del zodíaco mental, de sus prejuicios, de esta limitación que hemos tenidos en lo espiritual, aún falta entonces escapar al Zodiaco cósmico, es decir a la zona de influencia que circunda nuestro planeta.
EL CHAKRA ANAHATA
Dicho Chakra es por decirlo así como la separación del mundo superior y del mundo inferior, del Reino de la Luz y del Reino de las Tinieblas (ver la gráfica del G:.A:. página 32 con el grado del Instructor al centro, en el plexo cardíaco: el chakra Anahata), igualmente tan simbólico con sus 12 pétalos, representación de los doce discípulos del Cristo y El mismo en el centro del chakra espléndidamente caracterizado por el Amor Universal. Esto es más comprensible conociendo el por qué se sitúa generalmente al amor en el corazón (los enamorados llevan su mano al corazón para declarar su amor! ..)
Dicho chakra es por decirlo así como la separación del mundo superior y del mundo inferior, del Reino de la Luz y del Reino de las Tinieblas (ver la gráfica del G.•. A.•. página 32 con el grado del Instructor al centro, en el plexo cardíaco: el chakra Anahata), igualmente tan simbólico con sus 12 pétalos, representación de los 12 discípulos del Cristo y Él mismo en el centro del chakra espléndidamente caracterizado por el Amor Universal. Esto es más comprensible conociendo el por qué se sitúa generalmente al amor en el corazón (los enamorados llevan su mano al corazón para declarar su amor!... ) Este chakra que bien puede simbolizar el Zodíaco con sus 12 signos exige también una perfecta comprensión de la ronda de constelaciones, una realización del Adepto como si él fuera el centro mismo que pudiera visualizar el zodíaco entero; de ahí que en el Símbolo Gráfico Francmasónico (104) el centro representa, tanto el grado de Instructor, como a Anahata, es decir, el chakra que separa los dos mundos (se observa en el dibujo la parte obscura hacia abajo y la parte clara hacia arriba) a través de los cuales asciende la serpiente de la Sabiduría (kundalini), entendido así en el pasaje del Éxodo, Cáp. IV, vers. 3 y 4. Es justamente el punto de equilibrio entre el Macrocosmo y el microcosmo (el axioma como es arriba es abajo está simbolizado por medio de las dos partes coloreadas diferentemente, tal como ocurre con el pavimento de las logias de las sociedades secretas), es el punto de fusión entre el hombre y Dios, es el grado de los Instructores, de los Guías, de los Gurús (representaciones divinas sobre la Tierra). El Gurú es la manifestación del Gran Todo, él es UNO, es Aquello que permanece en este planeta para instruir a sus hermanos menos avanzados; el Chellah ve en el Gurú, no un simple Maestro sino al MAESTRO, a Dios mismo, porque un Gurú es Aquel que está Unificado, la traducción puede ser: aquel que debe ser Venerado, y una vez más vemos en este chakra el símbolo del amor, de la veneración, de la devoción...
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